La dieta cetogénica es una fuente de alimentación con modelo basado en altos niveles de ingesta de grasas, bajas en carbohidratos y moderada en proteínas. Esto hace que tu cuerpo comience a descomponer las grasas, tanto las que se almacenan, como aquellas que fueron ingeridas por tu comida. La grasa se metaboliza, se transforma en cuerpos cetónicos, que son la alternativa de combustible que utiliza tu cuerpo cuando hay poca presencia de glucosa.
Actualmente hay bastante discusión sobre qué fuente de energía (glucosa o cuerpos cetónicos) se considera fuente primaria de la energía del cuerpo. La discusión es amplia, pero al final lo que importa es saber que el cuerpo trabaja muy bien sobre la base de cuerpos cetónicos, que necesitan solamente una pequeña cantidad de carbohidratos durante el día para utilizar en los procesos metabólicos.
Esta dieta tiene la misma operación básica que todos los demás: terminas comiendo menos calorías de las que gastas.
Ventajas de hacer una dieta cetogénica
- Tienes más energía y más constante durante el día
- Al adaptarse a los niveles de azúcar en la sangre, ésta baja y se convierte cada vez más en un estado de cetosis con los altibajos de la energía y disposición. Puedes quedarte con una actividad más, ya que tu cuerpo está funcionando en base a grasa ingerida y al retiro de reservas ¡y sin perder la concentración a causa de ese impulso de comer un dulce!
- Comes alimentos que sacian tu apetito en mayor medida
Es más fácil reducir la cantidad de calorías en una dieta cetogénica. Esto es porque la mayoría de las calorías que se ingieren provendrán de las grasas y las proteínas, que te ayudarán a sentir esa satisfacción de haber comido bien.
- Puedes controlar y reducir los picos de insulina
Cuando comes carbohidratos, los niveles de glucosa de la sangre aumentan rápidamente. Especialmente cuando estos son carbohidratos refinados (panes, pastas, azúcar en alimentos). Este aumento en el nivel de glucosa provoca que tu cuerpo responda rápidamente con la liberación de insulina que sirve – sobre todo – para dispersar el azúcar en la sangre, lo que permite a los músculos y otros órganos hacer uso de ella.
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